11 mayo 2008

CUENTO



EL gigante vivía solo en su cueva y pensaba para si que no necesitaba a nadie, pero en su interior necesitaba al mundo, a ese mundo que rechazaba sintiendo en su alma un rechazo mutuo.

 

Al gigante le dolía la soledad como una daga que atravesaba lentamente su corazón, aun así guardaba algo de alegría del pasado, un pasado inocente,  en un pequeño frasco para sus momentos de desesperación y era lo único que al parecer lo mantenía en este mundo.

 

Por sobre todo su mayor problema era justamente su condición de gigante, siempre se sentía a otro nivel y obligado a mirar a todos hacia abajo, aun así había días en que se sentía pequeño como una hormiga, miserable como un renacuajo y se arrastraba como una babosa. Para los demás EL nunca dejaba de ser un gigante y los gigantes cuando son muy grandes no los vez y es así como pasaba siempre desapercibido.

 

EL tenia mucho amor para entregar en su corazón pero tenia miedo de hacerlo, miedo de que en el intento se le fuese la vida, o de quien lo recibiera lo rechazara como tantas veces le paso antes de ser gigante; y es que su corazón había crecido tanto como EL y sentía que no tenia la fuerza para hacer palpitar un corazón de ese tamaño.

 

Un buen día, EL gigante decidió no ser más gigante, no tenia sentido serlo si nadie lo veía, se dio cuenta que nada tiene sentido si no existe nadie en tu vida que te vea, cayo en el hecho de que todos somos para los demás y no solo para nosotros mismos; así que salio decidido de su cueva, bajó de su monte y al bajar cual fue su sorpresa. Siempre había vivido tan arriba que nunca se dio cuenta que aquellos que veía como enanos eran en realidad de su mismo tamaño.

 

Cuando estuvo bajo el monte y al verlo todos se alegraron mucho y fueron muy amables con él como si pacientemente lo hubiesen estado esperando todo este tiempo, mayor aun fue la sorpresa al enterarse que todos ellos habían vivido en algún momento de su vida en la cueva sobre el monte y que se habían sentido igual que él, que además vivieron tanto tiempo en aquella cueva que como él habían olvidado que existían seres iguales y que en un mundo de gigantes en realidad nadie lo es.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y así pasa la vida con gigantes bajando y subiendo de las alturas. Si no existiera ese proceso, el mundo no sería el que vivimos día a día.
Felicitaciones por el cuento

Anónimo dijo...

me gustó porque aunque empieza amargo, termina normal o "feliz"
Yo creo q es algo que a todos les pasa, saliendose de la metafora del gigante. EL simboliza a cualquier persona,cuando nos sentimos incpomprendidos o muy grandes o etc, quizas sea solo un sentimiento pasajero, si dura toda una vida entonces nada tendria sentido
por suerte el gigante bajó de la cueva
chao flongo

Anónimo dijo...

La grandeza se acompaña siempre de la soledad.

Yo creo que tu cuento es una reflexion incluso a las aspiraciones. Es como eso de "el pasto es mas verde al otro lado de la colina". Incluso los sueños a veces nos parecen inalcanzables por lo grandiosos. Cuando nos acercamos a ellos, vemos que en el fondo nada es tan grandioso como parece desde lejos. Esto tambien es bueno, pero a la larga, cuando sumamos y restamos y vemos que lo que nos hace felices no es lo lejano y grandioso, sino lo que parece mas insignificante, y muchas veces ha estado siempre cerca nuestro.

No pares de escribir
L'avella

Anónimo dijo...

Y NO PARES DE DIBUJAR.

TU PRIMER DIBUJO TIENE DOBLE LECTURA, EL GIGANTE SE ESCONDE TRAS EL CAMINO.