04 mayo 2006

Ella voló


Mas allá de lo se pudiese pensar, estaba ella, si, así sentada, si es que se puede llamar a eso estar sentado, pero más difícil de explicar la forma en que se sentaba es expresar en el plano de la realidad en que se encontraba. Los doctores no sabían nada, ellos estaban más allá de cualquier absolución o esperanza, solo se secreteaban entre ellos, pero seguramente podría adivinar lo que decían: “no tiene remedio”, “nunca he visto a alguien en su estado recuperarse”, “no se que pensar”, “en los libros no sale nada sobre esto”, “tendremos que investigarlo”, etc. De todas formas no me importaba, ya que yo podía sacar mis propias conclusiones, bastaba con mirarle a los ojos para darse cuenta que ella no pertenecía a esta realidad, a veces hasta la envidiaba, me ponía a pensar que tal vez no sentía dolor, ni soledad, ni nada de todas estas sensaciones tan mundanas. Nadie con suficiente cordura e intelecto podría asegurar que estaba loca, es algo más, es algo más que esta más allá del entendimiento común, ese entendimiento que se basa en las cosas físicas, en lo material, si es que tal cosa existe, en fin, que se basa en los impulsos eléctricos que llegan a nuestro cerebro.


Me gustaría saber que paso aquel día, aunque la verdad dudo que esa sea la respuesta, el saberlo, probablemente me serviría para ver una pequeña luz al final de este camino.
Todo fue tan repentino. Me llamaron avisándome que llevaba horas parada frente a la ventana mirando el horizonte, desde el edificio donde trabajaba, nadie sabe en que momento sucedió y hasta ahora nadie tiene ni la más mínima respuesta a lo sucedido. Yo tengo la mía propia, ella voló, voló por esa ventana pero no voló por el cielo ni por los aires, ese es el problema no se como voló, solo puedo pensar en eso.


La extraño, mucho, no se si esta cerca, o lejos, si esta esperándome o ya se olvido de mi.
La soledad me carcome cada día un poco más, como una tortura antigua ejecutada por bárbaros; creo que me he acostumbrado demasiado a este mundo, a este cuerpo, a este peso, los odio, pero al mismo tiempo no puedo dejarlos.


De pronto dejo que mi cuerpo haga todo y yo me voy a otra parte, mi cuerpo en el trabajo, yo en la montaña, mi cuerpo tomando café, yo soplando la arena de una playa virgen, mi cuerpo en la cama inmóvil, yo vivo.


Me hace gracia pensar en todo esto, ya que ella siempre me decía que andaba muy distraído, pero ahora que lo pienso ella pudo llevar estos pensamientos a otro limite, un limite que yo jamás me atrevería a pisar.

1 comentario:

D dijo...

Parece verdadera. Es como la persona que quisieramos conocer; que nos conociera tanto que no necesitaramos fingir con ella, que nos conociera tanto qe no fuera necesario hablar para entendernos, es la persona que uno siempre busca cuando esta solo, y si no existe no queda mas que imaginarla, y si no te la imaginas la puedes crear en un texto y asi vivirá en el papel por siempre(en este caso, en internet)